sábado, 18 de junio de 2022

 

ENRIQUE  GROOSCORS, hijo (1921-1986)

      A propósito de haberse cumplido en 2021, el centenario del nacimiento de Enrique Grooscors hijo, es mi intención referirme a este notable caraqueño que arribó junto con sus padres a Valencia, cuando aún era un niño, según lo relata el  escritor valenciano Felipe Herrera Vial, en sus palabras incluidas en la obra de Grooscors “Evocación, realidad y sueño de la patria chica”, en su segunda edición en 1991 y que se publicó por primera vez, en 1965.  Herrera Vial nos recuerda que Grooscors nació en la capital de la República, el 23 de julio de 1921; fueron sus padres Enrique Grooscors y María Páez de Grooscors. Tuvo dos hermanos: María Matilde y Wladimiro, quien falleciera muy joven. Estudió la Primaria en el Colegio Don Bosco y el Bachillerato en el Liceo Pedro Gual. En 1940 integró un grupo literario junto con sus fundadores: Braulio Salazar y Pedro Francisco Lizardo. También formaban parte de ese grupo, Luis Guevara, Alfonso Marín (quien fuera Cronista de Valencia, en el lapso 1967-1989), Rafael Ramón Aguiar y mi padre, Miguel Colombet.

Destaca Herrera Vial que entre las obras más sobresalientes de Enrique Grooscors, se hallan: “Galería del querer y del hastío” (1940), “Aportes para un ensayo del pensamiento carabobeño” (1951), “Poetas y prosadores de Carabobo”, en colaboración con Luis Guerra (1965), “Evocación, realidad y sueño de la patria chica” (1965), “A la sombra del maestro” (1965), “Pasión y acontecer de la instrucción en Carabobo” (1968), “Miguel Peña, grandeza y sombras de una voluntad creadora” (1969). También escribió obras de teatro como “Adán”, “La tierra es Dios y silencio”; y sus crónicas publicadas en el diario de Eladio Alemán Sucre, El Carabobeño.

Entre los intelectuales que ensalzaron la actividad literaria de Grooscors, se encuentran Rufino Blanco Fombona quien escribe: “En sus páginas, Grooscors se delata como un fuerte prosador lleno de felices aciertos de expresión”, mientras que  Enrique Bernardo Núñez, primer Cronista de Caracas, se refiere a Grooscors de esta forma: “Enrique Grooscors hijo, es en esencia y quehacer eso y solo eso: escritor”. El escritor y periodista, Luis Augusto Núñez en tanto, describe a Grooscors como: “Escritor, poeta, periodista, ensayista, biógrafo, autor teatral, cronista de vigoroso y personal estilo; todo esto lo reúne la personalidad de Enrique Grooscors hijo, uno de nuestros intelectuales más fibrosos, más honrados, y más auténticos”.

Grooscors residió en La Pastora, en una casa de la avenida Anzoátegui, enfrente del parque Carlos Sanda, y por cuya calle quien escribe, solía pasar al principio montado en el autobús del transporte público, que tenía esa ruta que bajaba al centro de Valencia; y con el tiempo, en mi vehículo. En esa casa de La Pastora, vivió Grooscors hasta el final de su existencia, acompañado del cariño y atención de su hermana, la recordada educadora María Matilde. Un accidente de tránsito sufrido en 1967, lo recluyó por muchos años en su residencia pastoreña sin embargo, ese percance no le impidió su incesante y fecunda labor literaria, hasta su fallecimiento, el 1 de febrero de 1986.

Amó profundamente a Valencia, cuando afirmaba que “…las noches valencianas fueron madres de poetas soñadores y de troveros idólatras y cultivantes del amor…”. Más adelante, al referirse al arte y en especial, al Teatro Municipal de la ciudad, manifiestaba: “Valencia siempre ha sido admiradora y cultivadora de todo lo que implique arte o motivación de arte. Todo lo que sea belleza ha tenido en la ciudad acogida y entrañable amor”  

Felipe Herrera Vial, dijo en 1991: “Estamos Enriquito, en deuda contigo, por tu noble espíritu y alma de escritor fidedigno en nuestra tierra, tu amorosa tierra valenciana”. Han trascurrido más de tres décadas de esas palabras del ya fallecido Herrera Vial, y todavía se espera el cumplimiento de la deuda que con Grooscors tienen Valencia y Carabobo, y sus instituciones oficiales regionales y municipales, con el fin de rendirle un merecido homenaje en el centenario de su natalicio, a quien amó con fervor, a la ciudad y a su gente. Uno de los mejores homenajes, sería la reedición de toda su obra literaria.

Christian Colombet, sábado, 18 de junio de 2022