lunes, 9 de marzo de 2020

Radio Rochela, una breve crónica


Radio Rochela, una breve crónica
Christian Colombet


Sentarse ante el televisor todos los lunes a las 8 de la noche, representó casi un ritual en muchos hogares venezolanos. Radio Rochela, el programa de humor que nació en 1959 se convirtió con el transcurso del tiempo, en el de mayor antigüedad de la televisión venezolana. Radio Rochela fue como diría la promoción, el preferido de varias generaciones.

Se fue convirtiendo en una referencia del país, como han sido además, las canciones Alma Llanera y Moliendo Café, la multisápida hallaca, la arepa, la cachapa, los juegos de beisbol entre Caracas y Magallanes o la oncena de  fútbol,  la Vinotinto. Ha sido la escuela de la comicidad por donde pasaron personajes ya fallecidos, entre ellos: Su fundador Tito Martínez Delbox, su hijo Eduardo Martínez Delbox, Ricardo Pimentel, Roberto Hernández, José Antonio Gutiérrez, Antonio Briceño, Pedro Belisario, Domingo del Castillo, José Corona (Padre de Alejandro y Koke Corona), José Ignacio Cadavieco, César Granados (Bólido), Charles Barry, Cecilio Francisco “Kiko” Mendive, Jorge Tuero, Pedro Soto, Nelson Paredes, Irma Palmieri, Martha Olivo, Martha Piñango, Virgilio Galindo (Ruyío), Honorio Torrealba, Fina Rojas, Rafael José “Cayito” Aponte, Juan Ernesto López (Pepeto), Betulio “Beto” Parra, José Díaz (Joselo), Manolo Malpica (Semillita), Olimpia Maldonado, Karla Luzbel Cosentino, Haydée Tosta.

En Radio Rochela estuvieron humoristas como: Jorge Citino, quien también formó parte del equipo de libretistas del programa, al igual que Carlos Sicilia; Roberto García (Yeyo), Elisa Parejo (madre de los actores Carlos y Víctor Cámara), Gilberto Varela, Ariel Fedullo,  Henry Rodríguez, Félix Granados (hijo de César Granados), Juan Carlos Barry (hijo de Charles Barry), Roberto Hernández, hijo; Betty Hass, Nelly Pujols, Nora Suárez (hija de Mario Suárez), Pedro Martínez Conde (Perucho Conde), Edgar Guevara, Romelia Agüero, Leyda Torrealba, Emilio Lovera, Carlos Rodríguez (Rafucho, el maracucho), Américo Navarro, Ricardo Grüber, Lucía Rico, José “Pepe” Ruiz, César “Nené” Quintana, Laureano Márquez; Mario Díaz, cantautor de joropo tuyero, Ivette Domínguez, Alexandro Noguera (Charly Mata), Alejandro Corona, Isabelina Zapata, Isabel Padilla, Napoleón Rivero, Gladiuska Acosta (La Coconaza), Roy Díaz (sobrino de Simón Díaz y Joselo), Liliana Pestana (hermana del actor Simón Pestana), Gioconda Pérez, Miguel Ángel Pérez, Isabel Vegas, Héctor Vargas, Cocó Sánchez, entre otros.

Hubo parodias de personajes que dejaron huella en la historia del programa. Son los casos, por ejemplo, de la imitación de presidentes venezolanos y otras figuras de la política nacional; he aquí algunos de ellos y entre paréntesis quien lo parodiaba: Carlos Andrés Pérez (“Cayito” Aponte), Rafael Caldera (“Pepeto” López), Jaime Lusinchi (Ricardo Grüber), Luis Herrera Campins (“Bólido” Granados), Luis Piñerúa Ordaz (Honorio Torrealba), José Vicente Rangel (Nelson Paredes), Irene Sáez (Nora Suárez), Aristóbulo Istúriz (Edgar Guevara), Claudio Fermín (Emilio Lovera), Eduardo Fernández (Laureano Márquez), Paulina Gamus (Elisa Parejo), Gonzalo Barrios (Honorio Torrealba). 

Recordamos, de igual manera, personajes que nos hicieron reír a carcajadas, como el de Etelvina Ruparola interpretado por Ariel Fedullo; Genovevo, Papupapa y Felix Gonzalito (Pepeto López), Cachucha  (Elisa Parejo), Pepito Preguntón, Flora y Hortensia (Nelly Pujols e Irma Palmieri), Malula (Martha Olivo), Afloja (Charles Barry), Lili y Lulú (Nelson Paredes y Pedro Soto), Perolito y Escarlata (Emilio Lovera y Nora Suárez), Casanova y Cachirulo (Kiko Mendive)Armando Arroyo (Henry Rodríguez), y otros que incorporaremos posteriormente.

Para cualquier estudiante de ciencias sociales, realizar su tesis de grado sobre el devenir del programa humorístico de la televisión venezolana, sería de un gran aporte académico: Recorrer su trayectoria desde su creación y su evolución, llena de altibajos, en las que hubo desavenencias y desencuentros. El momento de  la llegada a Venezuela, en junio de 1980, de la televisión a color y por consiguiente, la transformación y adaptación del programa humorístico a la nueva tecnología. El regreso de “Yeyo” a la Radio Rochela de entonces. Las historias de vida de algunos de sus protagonistas que vivieron luego, en condiciones precarias de subsistencia. Son temas relevantes de investigación en el devenir histórico del programa.

 En los últimos años y antes de su desaparición por señal abierta, en mayo de 2007, debido a la decisión del gobierno de no renovarle la concesión al canal de televisión que lo transmitía, Radio Rochela fue decayendo en calidad humorística y la ausencia de  buenos libretos. El rating de los lunes a las 8 p.m. no se podía mantener, solo con la fama que generó en su época de apogeo. El programa se nutrió de gente joven que con algunas excepciones, no demostraron esa vena humorística que sí poseyeron los artistas fallecidos; o quienes se fueron de Radio Rochela y emigraron a otros programas humorísticos; o fueron despedidos del programa; o aquellos que se retiraron de la actuación definitivamente, como es el caso de Irma Palmieri quien, desde su retiro a mediados de los años 90, se mantuvo alejada de la televisión hasta la fecha de su fallecimiento en marzo de 2015.

 El humor es creatividad y talento; y eso le gustaba a la mayoría de sus televidentes. Radio Rochela se convirtió en un patrimonio de Venezuela y en un hito histórico de la televisión nacional.  Recordemos la canción cuando iniciaba el programa:


"el buen humor cantando
con buen humor soñando
vamos a todas partes
risas desparramando… 

Por eso la cruzada riendo a carcajadas,
nos llena a todos de  optimismo y buen humor,
el buen humor cantando
con buen humor soñando
vamos a todas partes
risas desparramando…"

Y cuando finalizaba el programa: Se va la audición, que le vaya bien…

Christian Colombet, 09 de marzo de 2020


martes, 4 de febrero de 2020

Chile: "No somos un país de indios"


Chile: "No somos un país de indios"


Christian Colombet

El libro Para nacer he nacido publicado en 1978, es una obra póstuma del laureado poeta y escritor chileno Pablo Neruda (1904-1973). En el capítulo denominado “Nosotros, los indios”, Neruda al referirse a su país natal, afirmaba: “Nuestros recién llegados gobernantes se propusieron decretar que no somos un país de indios”, y prosigue en estos términos “Entre todos hemos ido borrando la Araucanía, apagando los diamantes del español Ercilla”.

En este capítulo de la mencionada obra, el poeta narra una anécdota durante su desempeño como Cónsul General de Chile en México, cuando Pedro Aguirre Cerda era Presidente del país austral, quien gobernó desde 1938 hasta su fallecimiento en 1944, cuando aún se encontraba en el ejercicio del cargo. Con el fin de dar a conocer en México la historia de su patria, Neruda funda una Revista; para darle título a la Revista no quiso llamarla Chile, por cuanto esta palabra tenía dos o tres acepciones que, al parecer de Neruda, no eran muy respetables. Es por ello que decide denominarla Araucanía, en cuya portada salía una sonriente mujer araucana. Envía ejemplares de la Revista al Presidente Aguirre, al Ministro de Relaciones Exteriores chileno y al Director Consular, esperando que lo felicitaran por su iniciativa. Sin embargo, le responden tardíamente con una frase “Cámbiele de título o suspéndala. No somos un país de indios”. El embajador chileno en México también le reitera: “No, señor,  no tenemos nada de indios”. Según este embajador, las órdenes  provenían del propio Presidente de Chile.

Continúa en su relato Neruda, que una exposición fotográfica de Antonio Quintana, cuyo nombre fue Rostros de Chile, estuvo recorriendo varios países de Europa, y en París por mandato de la diplomacia chilena en Francia, le quitaron a dicha exposición las fotografías araucanas y se alertaba “¡Cuidado! ¡No somos indios!”. Al final de su relato, nos recuerda Neruda que el Diccionario Araucano cuyo autor fue el lingüista y filólogo Rodolfo Lenz (1863-1938), se había agotado hacía tiempo y no había nadie que lo volviera a editar. Termina el capítulo con esta frase: “Compañero Alonso de Ercilla: La Araucanía no solo es un poema, es un camino”.  

Pero…, ¿será cierto que Chile no es un país de indios? Veamos: Cuando llegan los colonizadores españoles al continente americano en el siglo XVI, y de manera particular, cuando Pedro de Valdivia funda el 12 de febrero de 1541 lo que hoy es Santiago, la capital chilena;  ya existía desde tiempos remotos una numerosa población indígena precolombina esparcida por toda la región, incluyendo el país austral. Esta población fue diezmada paulatinamente por el genocidio perpetrado, a través de muchos años de lucha y resistencia.

Al ubicarnos en la fecha del relato de Neruda (mediados de la década de los años 40 del siglo anterior), la población total chilena era de un poco más 5 millones de habitantes, con una importante presencia de pueblos originarios. Según los datos del Censo de 2012 del Instituto Nacional de Estadísticas de ese país, la población indígena era de 1.632.220 y representaba más del 11% de la población total del país, distribuida de la siguiente forma: Mapuche con 1.442.214 personas; Aymara, Likan, Anten, Quechua, Kollan y Diaguitas con 182.098 personas y Rapa Nui, 7.888 personas. Mientras que para el Censo de 2017, la población indígena alcanzó la cantidad de 2.185.792 personas y representaba más del 12% de la población total de Chile, nación que ya tiene  un poco más de 19 millones de habitantes. En la actual Constitución chilena aprobada en la dictadura de Augusto Pinochet y vigente desde 1980, no se prevé ningún reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, que padecen la discriminación  y viven en la pobreza, el desempleo y el analfabetismo, sobre todo la población mapuche que es la más numerosa. Hay quienes desde Chile, abogan por la inclusión de sus derechos en una futura reforma constitucional  y consagrar el Estado plurinacional  y multicultural, como es la característica de la mayoría de los países de la región. 

Algunos datos porcentuales aproximados de la población indígena de algunos países de América Latina, tomando en cuenta el tamaño de la población total, son los siguientes: México (13%); Perú (22%), Bolivia (56%), Chile (12.8%), Venezuela (3%). De este grupo de países, México es el que tiene la mayor población indígena de la región, con más de 16 millones de habitantes de los 130 millones que conforman el total de su población; sin embargo, Bolivia con una población indígena superior a 6 millones, se considera  la nación más indígena,  por cuanto dicha cifra representa más del 50% del total de la población de ese país andino. Y como se puede observar, Chile presenta una población indígena notoriamente mayor a la que existe en Venezuela.

Habrá que releer e interpretar en su acertada dimensión, el poema épico “La Araucana” que data de 1569, cuyo autor fue el soldado y poeta español Alonso de Ercilla y Zúñiga quien estuvo y combatió en tierras chilenas durante los primeros años de la conquista. Así podríamos entender la frase  del vate Neruda: “Compañero Alonso de Ercilla: La Araucanía no solo es un poema, es un camino” y reafirmar que en Chile y en toda América sigue  latiendo el corazón de los pueblos originarios. 

Christian Colombet, 4 de febrero de 2020