domingo, 18 de noviembre de 2018

Los cronistas de Valencia


Los cronistas de Valencia
Christian Colombet

 De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), la palabra “cronista” tiene dos acepciones; una que significa “autor de crónicas” y la otra “historiador oficial de una institución”. Cronista es un vocablo cuya etimología proviene del griego “khronos”, que significa "tiempo".

En toda ciudad, pueblo o parroquia nos encontramos personas que relatan con sapiencia, la  historia del lugar donde viven, sus personajes, sus tradiciones, etc., cuyas narraciones la hacen vía oral o escrita. En el caso que nos ocupa, nos referiremos al cronista o historiador oficial de una institución, según uno de los significados arriba señalado, que le da la RAE a la palabra “cronista”. De manera especial, hablaremos sobre los cronistas que, oficialmente, ha tenido Valencia.

Desde cuando se creó en 1946 el cargo de Cronista Oficial de Valencia hasta la actualidad, han ocupado dicho cargo, cuatro representantes de la intelectualidad valenciana. El primer Cronista fue Rafael Saturno Guerra, quien nació en la parroquia La Candelaria de Valencia, el 11 de febrero de 1902. Hijo de Rafael Guerra Méndez y de Ramona Moreno. En la obra Génesis y Evolución de la Cultura en Carabobo de Luis Augusto Núñez (1907-1979) publicada en 1967, el autor relata que la creación del cargo de Cronista de la ciudad de Valencia por parte de la Junta Municipal fue una sugerencia de la Asociación Venezolana de Periodistas, seccional Carabobo (hoy Colegio Nacional de Periodistas). Para optar al cargo, continúa Núñez en su relato, concurrieron tres aspirantes: el Dr. Rafael Guerra Méndez, Rafael Saturno Guerra y el escritor Luis Augusto Núñez; siendo designado por unanimidad, Rafael Saturno Guerra a partir del 7 de mayo de 1946.  Rafael Saturno Guerra fue Director del diario El Globo desde 1922 hasta 1935. Senador por Carabobo en el lapso 1940-1942, Registrador Principal del estado Carabobo, Secretario vitalicio de la Sociedad Amigos de Valencia, Presidente de la Asociación Venezolana de Periodistas, seccional Carabobo. Entre sus obras se destacan: “Cristal de tradición”, “Recado histórico sobre Valencia”, “Historia del ayuntamiento valenciano”, “Apuntes para la historia del periodismo de Carabobo”, “Vida emocional del pintor” (dedicada al pintor valenciano, Arturo Michelena), “La historia del puente Morillo”, “La casa de los Celis”, “El escudo de armas de la Nueva Valencia del Rey”, “Elogio a Enrique Bernardo Núñez”, “Antonio Herrera Toro, pintor valenciano”. Falleció en esta ciudad el 30 de diciembre de 1966.

Luego del fallecimiento de Rafael Saturno Guerra, es nombrado en 1967 Cronista de la ciudad, Alfonso Marín, quien nació el 1 de octubre de 1908 en Burbusay, estado Trujillo. Poeta, periodista y escritor, es autor de las obras “El artista y su tiempo”, dedicado a su coterráneo, el músico trujillano Laudelino Mejías; “Páez en Valencia”, “¿Qué es Valencia?”, esta última es una recopilación que publica el Concejo Municipal de Valencia en octubre de 1965, que corresponde a doce crónicas de su columna “Balcón Abierto”, escritas en el diario El Carabobeño, entre julio y agosto de 1965. Muere en Valencia, el 9 de septiembre de 1989.

Guillermo Mujica Sevilla se convierte en el tercer Cronista de Valencia; su designación se realizó en diciembre de 1989, cuyas funciones comienza a ejercerlas a partir del 11 de enero de 1990. Nace en la parroquia de La Candelaria de Valencia, el 10 de febrero de 1926. Fueron sus padres Heriberto Mujica y Martina Sevilla. Estudió la secundaria en el Liceo Pedro Gual de Valencia. Fue un médico egresado de la Universidad Central de Venezuela en 1951, y luego Doctor en Ciencias Médicas en 1967. Profesor insigne de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carabobo, especializado en el área de Anatomía Patológica; se desempeñó también como Cronista de la Universidad de Carabobo, siendo designado en ese cargo, el 25 de enero de 1989; posteriormente, en marzo de 2012, el Alma Máter carabobeña lo nombra Cronista Emérito de la Universidad de Carabobo. El Dr. Mujica Sevilla fue miembro de la Academia Nacional de la Historia y del Centro de Historia de Carabobo. Entre sus publicaciones están: “Desde el solar valenciano”, (dos tomos); “Corceles sobre el viento”, “Valencia bajo el gomecismo”; “El río que corría bajo los puentes”; sus crónicas “De azules y brumas”. Falleció en Valencia, el 28 de mayo de 2013.

Después de más de dos años del deceso del Dr. Mujica Sevilla, es cuando el Concejo Municipal  designa en septiembre de 2015, al Profesor José Joaquín Burgos como Cronista de Valencia. El profesor Burgos nació en Guanare, estado Portuguesa el 20 de abril de 1933. Egresado del Instituto Pedagógico de Caracas. Se destacó como docente en los liceos “José Vicente de Unda” de Guanare, “Pedro Gual” y “Manuel Vicente Romerogarcía” de Valencia. Así como también fue docente en la Universidad de Carabobo. Entre sus publicaciones se encuentran: “El pozo del arcoiris”, “La ciudad novelada”, “Las murallas del reino”, “Don Juan de los poderes”, “Piel de sueño”, “Guanare Piedraluz”, “Unicornio”. En este poemario “Unicornio”, publicado en 1991, el prologuista de la obra el médico, docente universitario y poeta Efraín Inaudy Bolívar se refiere a Burgos, destacando su vena poética, con las siguientes palabras: “Vuela Pegaso, vuela en nombre de estas y de las venideras rosas íntimas de tu lírica gesta. Tal vez el Unicornio, el que ata tu brida nos sea favorable y haga infinitos los dulces sones de tu venerable poesía”. Fue columnista en el diario Notitarde.  Falleció en Valencia, el 7 de agosto de 2017.

El cargo oficial de Cronista es vitalicio, cuyas funciones finalizan con la muerte de quien lo ocupa. Ha sido Mujica Sevilla con más de veintitrés años como Cronista, quien ha permanecido más tiempo en el cargo; Alfonso Marín estuvo un poco más de veintidós años, Rafael Saturno Guerra estuvo casi veintiún años; mientras que José Joaquín Burgos lo ejerció durante casi dos años.

Desde el sensible fallecimiento del Profesor Burgos y para el momento que escribo este artículo, noviembre de 2018, el cargo de Cronista de Valencia se encuentra acéfalo, cuyo nombramiento corresponderá hacerlo, por tradición histórica y normativa municipal, el Concejo valenciano a través de una Junta Calificadora de Credenciales integrada por tres concejales, un miembro de la Asociación de Escritores de Carabobo, un integrante de la Academia de la Historia, un miembro del ejecutivo municipal y un representante de la sociedad civil.

Christian Colombet, noviembre de 2018

martes, 7 de agosto de 2018

Cine retro


Betty Blue
    Nunca antes, película extranjera alguna había causado tanta expectativa como el film denominado Betty Blue (Su título original es 37° 2 Le Matin); una película francesa dirigida por Jean-Jacques Beineix, cuyo estreno en ese país fue en 1986, y que fue proyectada en las salas de cine de Venezuela en 1988. Dos aspectos me animaron a verla. Primero, la crítica que leí en el diario El Nacional, el día anterior por parte del periodista Alfonso Molina y segundo, el ambiente netamente francés que colmaba las escenas del film: las calles y barrios de París, una pequeña villa lejana a la ciudad Luz, su insinuante idioma y dos seres debatiéndose en la más absurda y tormentosa relación amorosa.
     Zorg, protagonizado por Jean Hugues Anglade, aparece como un sencillo cuidador de cabañas a la orilla de una playa, quien tiene como compañera a Betty (Beatrice Dalle). Ambos, al comienzo de la película, desarrollan una acción llena de erotismo, que sirve de antesala, para lo que vendrá después. Betty, una mujer impulsiva y agresiva descubre la oculta inclinación que tiene Zorg por escribir y lo incita a editar sus composiciones, a lo que este, hace caso omiso. Desde ese momento, se inicia la principal batalla que enfrenta  Betty consigo misma: le incomoda la actitud displicente de Zorg, así como el hastío que siente al permanecer en un lugar tan solitario y ajeno a sus inquietudes. En uno de sus arrebatos de cólera, incendia la cabaña donde la pareja convive, obligando a Zorg a mudarse a París, donde se albergan en la casa de una amiga de Betty, llamada Lisa, una joven y viuda mujer, protagonizada por Consuelo de Haviland. 
En París, continúa Betty su obsesiva idea de que Zorg se consagre como escritor, al punto que sufre más por el desinterés de los editores por la obra inédita de Zorg que el propio amante. Esta situación y el conocimiento del negativo resultado de su ansiado embarazo, profundizan su angustia y en una última conducta de desquiciamiento, se desprende su ojo derecho. Es internada en un sanatorio en donde los médicos experimentan de manera brutal, su lamentable estado.
El epílogo de la película se desarrolla con la muerte de Betty, cuando Zorg vestido de mujer, se introduce furtivamente al sanatorio y asfixia con la almohada a Betty, ese cuerpo inerte que yacía postrado en la cama. Muerte piadosa que realiza Zorg despersonificándose, al estilo travesti, quizás para deslastrarse de la idea de que era él quien ejecutaba tal acción.
El film estuvo cargado de intensas escenas eróticas, donde destacaba sin complejos, la desnudez de ambos protagonistas, predominando la de Zorg, que llegaba a un exhibicionismo tan extremo, que causaba el murmullo y las risas entre algunas personas asistentes aquel día de enero de 1988, en una sala de cine de Valencia.
Betty Blue con más de tres décadas de su estreno, es una de esas películas que  bien vale la pena verla otra vez.
Christian Colombet

domingo, 18 de marzo de 2018

Césaria Évora, la diva de los pies descalzos


Césaria Évora, la diva de los pies descalzos

    Césaria Évora nació el 27 de agosto de 1941 en Cabo Verde, un estado insular africano, situado en el Océano Atlántico, al noroeste de África. En sus numerosos conciertos, solía cantar con los pies descalzos, como un homenaje a las mujeres y hombres pobres de su tierra. Évora fue cultora de la morna, género musical de su país natal, muy ligado al fado portugués, que popularizó mucho la cantante lusa Amália Rodrígues. Es por ello que a Césaria se le haya conocido también, como “la reina de la morna”.

 La primera vez que escuché la dulce y encantadora voz de Cesaria Évora, fue cuando visité una tienda de discos en el sector de Sabana Grande, Caracas. Allí tenían como fondo musical, una melodía de esta cantante africana. Mi decisión de inmediato, fue comprar  el disco compacto que contenía catorce canciones: Isolada, Velocidade, Amdjer de Nosterra; Beijo Roubado (una de mis preferidas), Djarma di Meu, Monte Cara, Ramboia, Jardim Prometido, Nha Coração Tchora, Saia Travada, Pomba, Mar de Canal, Milca Ti Lidia y Voz D´Amor. Fui adquiriendo posteriormente, discos de su autoría, hasta completar una discreta pero preciada colección, de esta diva africana.


Évora interpretó canciones en diversos idiomas; además de su lengua natal, cantó también en portugués, español y francés, entre otros. Asimismo cantó en compañía de  intérpretes de distintas nacionalidades, como los brasileños Caetano Veloso y Marisa Monte, el angoleño Bonga, la portuguesa Lura, el francés Bernard Lavilliers, los cubanos Chucho Valdés y Compay Segundo, el senegalés Ismaël Lô, el malí Salif Keita, la peruana Tania Libertad, el caboverdiano Teófilo Chantre, la polaca Kayah, el italiano Adriano Celentano, la griega Elefthería Arvanitáki y el español Pedro Guerra; con este último cantante, Césaria interpreta a dúo una hermosísima canción “Tiempo y Silencio”, un extracto de su letra dice:

“Un deseo de estrellas

un latir de gorrión

una isla en tu cama

una puesta de sol

tiempo es silencio

gritos y cantos

cielos y besos

voz y quebranto”


Otra de sus bellas canciones es “Elle chante” (Ella canta), la cual empieza así:

“Elle chante un peu voilé souple comme le vent


C´est une melodie sans paroles hors du temps


Elle chante les yeux fermés en fléchissant le cou


Plongée dans un pays  très éloigné de vous”


(Ella canta un poco velada flexible como el viento,

es una melodía sin palabras fuera del tiempo

Ella canta los ojos cerrados doblando el cuello

sumergida en un país muy alejado de ustedes)


El cantante belga de padre ruandés, Stromae le dedicó una canción en 2014, “Ave Césaria”:

“Evora, Evora
Evora, Evora
Evora, Evora
Evora, Evora
Les effluves de rhum dans ta voix
Me font tourner la tête
Tu me fais danser du bout des doigts”


("Evora, Evora
Evora, Evora
Evora, Evora
Evora, Evora
Los efluvios del ron en tu voz
Me hacen girar la cabeza
Haces que mis dedos bailen")


Césaria Évora falleció en Cabo Verde, el 17 de diciembre de 2011.



Christian Colombet


18 de marzo de 2018

lunes, 12 de febrero de 2018

Regazo y eternidad

    
Regazo y eternidad

Desde la entrada del zaguán de la vieja casa, saludaba la tía abuela con su vozarrón ¡adiós Niña! y seguia su camino a la tertulia vespertina con la abuela materna. La Niña le respondía el saludo con el afecto acostumbrado. La tía abuela se llamaba Teresa y Carmen, el nombre de la abuela. Ambos nombres se fundieron en la Niña para transitar juntos por setenta y seis años, justo en la víspera de celebrar su natalicio. Mientras tanto, aquel hijo se posaba en su regazo para cobijarse en la eternidad.

Christian Colombet, 14 de mayo de 2017