sábado, 18 de junio de 2022

 

ENRIQUE  GROOSCORS, hijo (1921-1986)

      A propósito de haberse cumplido en 2021, el centenario del nacimiento de Enrique Grooscors hijo, es mi intención referirme a este notable caraqueño que arribó junto con sus padres a Valencia, cuando aún era un niño, según lo relata el  escritor valenciano Felipe Herrera Vial, en sus palabras incluidas en la obra de Grooscors “Evocación, realidad y sueño de la patria chica”, en su segunda edición en 1991 y que se publicó por primera vez, en 1965.  Herrera Vial nos recuerda que Grooscors nació en la capital de la República, el 23 de julio de 1921; fueron sus padres Enrique Grooscors y María Páez de Grooscors. Tuvo dos hermanos: María Matilde y Wladimiro, quien falleciera muy joven. Estudió la Primaria en el Colegio Don Bosco y el Bachillerato en el Liceo Pedro Gual. En 1940 integró un grupo literario junto con sus fundadores: Braulio Salazar y Pedro Francisco Lizardo. También formaban parte de ese grupo, Luis Guevara, Alfonso Marín (quien fuera Cronista de Valencia, en el lapso 1967-1989), Rafael Ramón Aguiar y mi padre, Miguel Colombet.

Destaca Herrera Vial que entre las obras más sobresalientes de Enrique Grooscors, se hallan: “Galería del querer y del hastío” (1940), “Aportes para un ensayo del pensamiento carabobeño” (1951), “Poetas y prosadores de Carabobo”, en colaboración con Luis Guerra (1965), “Evocación, realidad y sueño de la patria chica” (1965), “A la sombra del maestro” (1965), “Pasión y acontecer de la instrucción en Carabobo” (1968), “Miguel Peña, grandeza y sombras de una voluntad creadora” (1969). También escribió obras de teatro como “Adán”, “La tierra es Dios y silencio”; y sus crónicas publicadas en el diario de Eladio Alemán Sucre, El Carabobeño.

Entre los intelectuales que ensalzaron la actividad literaria de Grooscors, se encuentran Rufino Blanco Fombona quien escribe: “En sus páginas, Grooscors se delata como un fuerte prosador lleno de felices aciertos de expresión”, mientras que  Enrique Bernardo Núñez, primer Cronista de Caracas, se refiere a Grooscors de esta forma: “Enrique Grooscors hijo, es en esencia y quehacer eso y solo eso: escritor”. El escritor y periodista, Luis Augusto Núñez en tanto, describe a Grooscors como: “Escritor, poeta, periodista, ensayista, biógrafo, autor teatral, cronista de vigoroso y personal estilo; todo esto lo reúne la personalidad de Enrique Grooscors hijo, uno de nuestros intelectuales más fibrosos, más honrados, y más auténticos”.

Grooscors residió en La Pastora, en una casa de la avenida Anzoátegui, enfrente del parque Carlos Sanda, y por cuya calle quien escribe, solía pasar al principio montado en el autobús del transporte público, que tenía esa ruta que bajaba al centro de Valencia; y con el tiempo, en mi vehículo. En esa casa de La Pastora, vivió Grooscors hasta el final de su existencia, acompañado del cariño y atención de su hermana, la recordada educadora María Matilde. Un accidente de tránsito sufrido en 1967, lo recluyó por muchos años en su residencia pastoreña sin embargo, ese percance no le impidió su incesante y fecunda labor literaria, hasta su fallecimiento, el 1 de febrero de 1986.

Amó profundamente a Valencia, cuando afirmaba que “…las noches valencianas fueron madres de poetas soñadores y de troveros idólatras y cultivantes del amor…”. Más adelante, al referirse al arte y en especial, al Teatro Municipal de la ciudad, manifiestaba: “Valencia siempre ha sido admiradora y cultivadora de todo lo que implique arte o motivación de arte. Todo lo que sea belleza ha tenido en la ciudad acogida y entrañable amor”  

Felipe Herrera Vial, dijo en 1991: “Estamos Enriquito, en deuda contigo, por tu noble espíritu y alma de escritor fidedigno en nuestra tierra, tu amorosa tierra valenciana”. Han trascurrido más de tres décadas de esas palabras del ya fallecido Herrera Vial, y todavía se espera el cumplimiento de la deuda que con Grooscors tienen Valencia y Carabobo, y sus instituciones oficiales regionales y municipales, con el fin de rendirle un merecido homenaje en el centenario de su natalicio, a quien amó con fervor, a la ciudad y a su gente. Uno de los mejores homenajes, sería la reedición de toda su obra literaria.

Christian Colombet, sábado, 18 de junio de 2022

lunes, 9 de marzo de 2020

Radio Rochela, una breve crónica


Radio Rochela, una breve crónica
Christian Colombet


Sentarse ante el televisor todos los lunes a las 8 de la noche, representó casi un ritual en muchos hogares venezolanos. Radio Rochela, el programa de humor que nació en 1959 se convirtió con el transcurso del tiempo, en el de mayor antigüedad de la televisión venezolana. Radio Rochela fue como diría la promoción, el preferido de varias generaciones.

Se fue convirtiendo en una referencia del país, como han sido además, las canciones Alma Llanera y Moliendo Café, la multisápida hallaca, la arepa, la cachapa, los juegos de beisbol entre Caracas y Magallanes o la oncena de  fútbol,  la Vinotinto. Ha sido la escuela de la comicidad por donde pasaron personajes ya fallecidos, entre ellos: Su fundador Tito Martínez Delbox, su hijo Eduardo Martínez Delbox, Ricardo Pimentel, Roberto Hernández, José Antonio Gutiérrez, Antonio Briceño, Pedro Belisario, Domingo del Castillo, José Corona (Padre de Alejandro y Koke Corona), José Ignacio Cadavieco, César Granados (Bólido), Charles Barry, Cecilio Francisco “Kiko” Mendive, Jorge Tuero, Pedro Soto, Nelson Paredes, Irma Palmieri, Martha Olivo, Martha Piñango, Virgilio Galindo (Ruyío), Honorio Torrealba, Fina Rojas, Rafael José “Cayito” Aponte, Juan Ernesto López (Pepeto), Betulio “Beto” Parra, José Díaz (Joselo), Manolo Malpica (Semillita), Olimpia Maldonado, Karla Luzbel Cosentino, Haydée Tosta.

En Radio Rochela estuvieron humoristas como: Jorge Citino, quien también formó parte del equipo de libretistas del programa, al igual que Carlos Sicilia; Roberto García (Yeyo), Elisa Parejo (madre de los actores Carlos y Víctor Cámara), Gilberto Varela, Ariel Fedullo,  Henry Rodríguez, Félix Granados (hijo de César Granados), Juan Carlos Barry (hijo de Charles Barry), Roberto Hernández, hijo; Betty Hass, Nelly Pujols, Nora Suárez (hija de Mario Suárez), Pedro Martínez Conde (Perucho Conde), Edgar Guevara, Romelia Agüero, Leyda Torrealba, Emilio Lovera, Carlos Rodríguez (Rafucho, el maracucho), Américo Navarro, Ricardo Grüber, Lucía Rico, José “Pepe” Ruiz, César “Nené” Quintana, Laureano Márquez; Mario Díaz, cantautor de joropo tuyero, Ivette Domínguez, Alexandro Noguera (Charly Mata), Alejandro Corona, Isabelina Zapata, Isabel Padilla, Napoleón Rivero, Gladiuska Acosta (La Coconaza), Roy Díaz (sobrino de Simón Díaz y Joselo), Liliana Pestana (hermana del actor Simón Pestana), Gioconda Pérez, Miguel Ángel Pérez, Isabel Vegas, Héctor Vargas, Cocó Sánchez, entre otros.

Hubo parodias de personajes que dejaron huella en la historia del programa. Son los casos, por ejemplo, de la imitación de presidentes venezolanos y otras figuras de la política nacional; he aquí algunos de ellos y entre paréntesis quien lo parodiaba: Carlos Andrés Pérez (“Cayito” Aponte), Rafael Caldera (“Pepeto” López), Jaime Lusinchi (Ricardo Grüber), Luis Herrera Campins (“Bólido” Granados), Luis Piñerúa Ordaz (Honorio Torrealba), José Vicente Rangel (Nelson Paredes), Irene Sáez (Nora Suárez), Aristóbulo Istúriz (Edgar Guevara), Claudio Fermín (Emilio Lovera), Eduardo Fernández (Laureano Márquez), Paulina Gamus (Elisa Parejo), Gonzalo Barrios (Honorio Torrealba). 

Recordamos, de igual manera, personajes que nos hicieron reír a carcajadas, como el de Etelvina Ruparola interpretado por Ariel Fedullo; Genovevo, Papupapa y Felix Gonzalito (Pepeto López), Cachucha  (Elisa Parejo), Pepito Preguntón, Flora y Hortensia (Nelly Pujols e Irma Palmieri), Malula (Martha Olivo), Afloja (Charles Barry), Lili y Lulú (Nelson Paredes y Pedro Soto), Perolito y Escarlata (Emilio Lovera y Nora Suárez), Casanova y Cachirulo (Kiko Mendive)Armando Arroyo (Henry Rodríguez), y otros que incorporaremos posteriormente.

Para cualquier estudiante de ciencias sociales, realizar su tesis de grado sobre el devenir del programa humorístico de la televisión venezolana, sería de un gran aporte académico: Recorrer su trayectoria desde su creación y su evolución, llena de altibajos, en las que hubo desavenencias y desencuentros. El momento de  la llegada a Venezuela, en junio de 1980, de la televisión a color y por consiguiente, la transformación y adaptación del programa humorístico a la nueva tecnología. El regreso de “Yeyo” a la Radio Rochela de entonces. Las historias de vida de algunos de sus protagonistas que vivieron luego, en condiciones precarias de subsistencia. Son temas relevantes de investigación en el devenir histórico del programa.

 En los últimos años y antes de su desaparición por señal abierta, en mayo de 2007, debido a la decisión del gobierno de no renovarle la concesión al canal de televisión que lo transmitía, Radio Rochela fue decayendo en calidad humorística y la ausencia de  buenos libretos. El rating de los lunes a las 8 p.m. no se podía mantener, solo con la fama que generó en su época de apogeo. El programa se nutrió de gente joven que con algunas excepciones, no demostraron esa vena humorística que sí poseyeron los artistas fallecidos; o quienes se fueron de Radio Rochela y emigraron a otros programas humorísticos; o fueron despedidos del programa; o aquellos que se retiraron de la actuación definitivamente, como es el caso de Irma Palmieri quien, desde su retiro a mediados de los años 90, se mantuvo alejada de la televisión hasta la fecha de su fallecimiento en marzo de 2015.

 El humor es creatividad y talento; y eso le gustaba a la mayoría de sus televidentes. Radio Rochela se convirtió en un patrimonio de Venezuela y en un hito histórico de la televisión nacional.  Recordemos la canción cuando iniciaba el programa:


"el buen humor cantando
con buen humor soñando
vamos a todas partes
risas desparramando… 

Por eso la cruzada riendo a carcajadas,
nos llena a todos de  optimismo y buen humor,
el buen humor cantando
con buen humor soñando
vamos a todas partes
risas desparramando…"

Y cuando finalizaba el programa: Se va la audición, que le vaya bien…

Christian Colombet, 09 de marzo de 2020


martes, 4 de febrero de 2020

Chile: "No somos un país de indios"


Chile: "No somos un país de indios"


Christian Colombet

El libro Para nacer he nacido publicado en 1978, es una obra póstuma del laureado poeta y escritor chileno Pablo Neruda (1904-1973). En el capítulo denominado “Nosotros, los indios”, Neruda al referirse a su país natal, afirmaba: “Nuestros recién llegados gobernantes se propusieron decretar que no somos un país de indios”, y prosigue en estos términos “Entre todos hemos ido borrando la Araucanía, apagando los diamantes del español Ercilla”.

En este capítulo de la mencionada obra, el poeta narra una anécdota durante su desempeño como Cónsul General de Chile en México, cuando Pedro Aguirre Cerda era Presidente del país austral, quien gobernó desde 1938 hasta su fallecimiento en 1944, cuando aún se encontraba en el ejercicio del cargo. Con el fin de dar a conocer en México la historia de su patria, Neruda funda una Revista; para darle título a la Revista no quiso llamarla Chile, por cuanto esta palabra tenía dos o tres acepciones que, al parecer de Neruda, no eran muy respetables. Es por ello que decide denominarla Araucanía, en cuya portada salía una sonriente mujer araucana. Envía ejemplares de la Revista al Presidente Aguirre, al Ministro de Relaciones Exteriores chileno y al Director Consular, esperando que lo felicitaran por su iniciativa. Sin embargo, le responden tardíamente con una frase “Cámbiele de título o suspéndala. No somos un país de indios”. El embajador chileno en México también le reitera: “No, señor,  no tenemos nada de indios”. Según este embajador, las órdenes  provenían del propio Presidente de Chile.

Continúa en su relato Neruda, que una exposición fotográfica de Antonio Quintana, cuyo nombre fue Rostros de Chile, estuvo recorriendo varios países de Europa, y en París por mandato de la diplomacia chilena en Francia, le quitaron a dicha exposición las fotografías araucanas y se alertaba “¡Cuidado! ¡No somos indios!”. Al final de su relato, nos recuerda Neruda que el Diccionario Araucano cuyo autor fue el lingüista y filólogo Rodolfo Lenz (1863-1938), se había agotado hacía tiempo y no había nadie que lo volviera a editar. Termina el capítulo con esta frase: “Compañero Alonso de Ercilla: La Araucanía no solo es un poema, es un camino”.  

Pero…, ¿será cierto que Chile no es un país de indios? Veamos: Cuando llegan los colonizadores españoles al continente americano en el siglo XVI, y de manera particular, cuando Pedro de Valdivia funda el 12 de febrero de 1541 lo que hoy es Santiago, la capital chilena;  ya existía desde tiempos remotos una numerosa población indígena precolombina esparcida por toda la región, incluyendo el país austral. Esta población fue diezmada paulatinamente por el genocidio perpetrado, a través de muchos años de lucha y resistencia.

Al ubicarnos en la fecha del relato de Neruda (mediados de la década de los años 40 del siglo anterior), la población total chilena era de un poco más 5 millones de habitantes, con una importante presencia de pueblos originarios. Según los datos del Censo de 2012 del Instituto Nacional de Estadísticas de ese país, la población indígena era de 1.632.220 y representaba más del 11% de la población total del país, distribuida de la siguiente forma: Mapuche con 1.442.214 personas; Aymara, Likan, Anten, Quechua, Kollan y Diaguitas con 182.098 personas y Rapa Nui, 7.888 personas. Mientras que para el Censo de 2017, la población indígena alcanzó la cantidad de 2.185.792 personas y representaba más del 12% de la población total de Chile, nación que ya tiene  un poco más de 19 millones de habitantes. En la actual Constitución chilena aprobada en la dictadura de Augusto Pinochet y vigente desde 1980, no se prevé ningún reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, que padecen la discriminación  y viven en la pobreza, el desempleo y el analfabetismo, sobre todo la población mapuche que es la más numerosa. Hay quienes desde Chile, abogan por la inclusión de sus derechos en una futura reforma constitucional  y consagrar el Estado plurinacional  y multicultural, como es la característica de la mayoría de los países de la región. 

Algunos datos porcentuales aproximados de la población indígena de algunos países de América Latina, tomando en cuenta el tamaño de la población total, son los siguientes: México (13%); Perú (22%), Bolivia (56%), Chile (12.8%), Venezuela (3%). De este grupo de países, México es el que tiene la mayor población indígena de la región, con más de 16 millones de habitantes de los 130 millones que conforman el total de su población; sin embargo, Bolivia con una población indígena superior a 6 millones, se considera  la nación más indígena,  por cuanto dicha cifra representa más del 50% del total de la población de ese país andino. Y como se puede observar, Chile presenta una población indígena notoriamente mayor a la que existe en Venezuela.

Habrá que releer e interpretar en su acertada dimensión, el poema épico “La Araucana” que data de 1569, cuyo autor fue el soldado y poeta español Alonso de Ercilla y Zúñiga quien estuvo y combatió en tierras chilenas durante los primeros años de la conquista. Así podríamos entender la frase  del vate Neruda: “Compañero Alonso de Ercilla: La Araucanía no solo es un poema, es un camino” y reafirmar que en Chile y en toda América sigue  latiendo el corazón de los pueblos originarios. 

Christian Colombet, 4 de febrero de 2020



domingo, 18 de noviembre de 2018

Los cronistas de Valencia


Los cronistas de Valencia
Christian Colombet

 De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), la palabra “cronista” tiene dos acepciones; una que significa “autor de crónicas” y la otra “historiador oficial de una institución”. Cronista es un vocablo cuya etimología proviene del griego “khronos”, que significa "tiempo".

En toda ciudad, pueblo o parroquia nos encontramos personas que relatan con sapiencia, la  historia del lugar donde viven, sus personajes, sus tradiciones, etc., cuyas narraciones la hacen vía oral o escrita. En el caso que nos ocupa, nos referiremos al cronista o historiador oficial de una institución, según uno de los significados arriba señalado, que le da la RAE a la palabra “cronista”. De manera especial, hablaremos sobre los cronistas que, oficialmente, ha tenido Valencia.

Desde cuando se creó en 1946 el cargo de Cronista Oficial de Valencia hasta la actualidad, han ocupado dicho cargo, cuatro representantes de la intelectualidad valenciana. El primer Cronista fue Rafael Saturno Guerra, quien nació en la parroquia La Candelaria de Valencia, el 11 de febrero de 1902. Hijo de Rafael Guerra Méndez y de Ramona Moreno. En la obra Génesis y Evolución de la Cultura en Carabobo de Luis Augusto Núñez (1907-1979) publicada en 1967, el autor relata que la creación del cargo de Cronista de la ciudad de Valencia por parte de la Junta Municipal fue una sugerencia de la Asociación Venezolana de Periodistas, seccional Carabobo (hoy Colegio Nacional de Periodistas). Para optar al cargo, continúa Núñez en su relato, concurrieron tres aspirantes: el Dr. Rafael Guerra Méndez, Rafael Saturno Guerra y el escritor Luis Augusto Núñez; siendo designado por unanimidad, Rafael Saturno Guerra a partir del 7 de mayo de 1946.  Rafael Saturno Guerra fue Director del diario El Globo desde 1922 hasta 1935. Senador por Carabobo en el lapso 1940-1942, Registrador Principal del estado Carabobo, Secretario vitalicio de la Sociedad Amigos de Valencia, Presidente de la Asociación Venezolana de Periodistas, seccional Carabobo. Entre sus obras se destacan: “Cristal de tradición”, “Recado histórico sobre Valencia”, “Historia del ayuntamiento valenciano”, “Apuntes para la historia del periodismo de Carabobo”, “Vida emocional del pintor” (dedicada al pintor valenciano, Arturo Michelena), “La historia del puente Morillo”, “La casa de los Celis”, “El escudo de armas de la Nueva Valencia del Rey”, “Elogio a Enrique Bernardo Núñez”, “Antonio Herrera Toro, pintor valenciano”. Falleció en esta ciudad el 30 de diciembre de 1966.

Luego del fallecimiento de Rafael Saturno Guerra, es nombrado en 1967 Cronista de la ciudad, Alfonso Marín, quien nació el 1 de octubre de 1908 en Burbusay, estado Trujillo. Poeta, periodista y escritor, es autor de las obras “El artista y su tiempo”, dedicado a su coterráneo, el músico trujillano Laudelino Mejías; “Páez en Valencia”, “¿Qué es Valencia?”, esta última es una recopilación que publica el Concejo Municipal de Valencia en octubre de 1965, que corresponde a doce crónicas de su columna “Balcón Abierto”, escritas en el diario El Carabobeño, entre julio y agosto de 1965. Muere en Valencia, el 9 de septiembre de 1989.

Guillermo Mujica Sevilla se convierte en el tercer Cronista de Valencia; su designación se realizó en diciembre de 1989, cuyas funciones comienza a ejercerlas a partir del 11 de enero de 1990. Nace en la parroquia de La Candelaria de Valencia, el 10 de febrero de 1926. Fueron sus padres Heriberto Mujica y Martina Sevilla. Estudió la secundaria en el Liceo Pedro Gual de Valencia. Fue un médico egresado de la Universidad Central de Venezuela en 1951, y luego Doctor en Ciencias Médicas en 1967. Profesor insigne de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carabobo, especializado en el área de Anatomía Patológica; se desempeñó también como Cronista de la Universidad de Carabobo, siendo designado en ese cargo, el 25 de enero de 1989; posteriormente, en marzo de 2012, el Alma Máter carabobeña lo nombra Cronista Emérito de la Universidad de Carabobo. El Dr. Mujica Sevilla fue miembro de la Academia Nacional de la Historia y del Centro de Historia de Carabobo. Entre sus publicaciones están: “Desde el solar valenciano”, (dos tomos); “Corceles sobre el viento”, “Valencia bajo el gomecismo”; “El río que corría bajo los puentes”; sus crónicas “De azules y brumas”. Falleció en Valencia, el 28 de mayo de 2013.

Después de más de dos años del deceso del Dr. Mujica Sevilla, es cuando el Concejo Municipal  designa en septiembre de 2015, al Profesor José Joaquín Burgos como Cronista de Valencia. El profesor Burgos nació en Guanare, estado Portuguesa el 20 de abril de 1933. Egresado del Instituto Pedagógico de Caracas. Se destacó como docente en los liceos “José Vicente de Unda” de Guanare, “Pedro Gual” y “Manuel Vicente Romerogarcía” de Valencia. Así como también fue docente en la Universidad de Carabobo. Entre sus publicaciones se encuentran: “El pozo del arcoiris”, “La ciudad novelada”, “Las murallas del reino”, “Don Juan de los poderes”, “Piel de sueño”, “Guanare Piedraluz”, “Unicornio”. En este poemario “Unicornio”, publicado en 1991, el prologuista de la obra el médico, docente universitario y poeta Efraín Inaudy Bolívar se refiere a Burgos, destacando su vena poética, con las siguientes palabras: “Vuela Pegaso, vuela en nombre de estas y de las venideras rosas íntimas de tu lírica gesta. Tal vez el Unicornio, el que ata tu brida nos sea favorable y haga infinitos los dulces sones de tu venerable poesía”. Fue columnista en el diario Notitarde.  Falleció en Valencia, el 7 de agosto de 2017.

El cargo oficial de Cronista es vitalicio, cuyas funciones finalizan con la muerte de quien lo ocupa. Ha sido Mujica Sevilla con más de veintitrés años como Cronista, quien ha permanecido más tiempo en el cargo; Alfonso Marín estuvo un poco más de veintidós años, Rafael Saturno Guerra estuvo casi veintiún años; mientras que José Joaquín Burgos lo ejerció durante casi dos años.

Desde el sensible fallecimiento del Profesor Burgos y para el momento que escribo este artículo, noviembre de 2018, el cargo de Cronista de Valencia se encuentra acéfalo, cuyo nombramiento corresponderá hacerlo, por tradición histórica y normativa municipal, el Concejo valenciano a través de una Junta Calificadora de Credenciales integrada por tres concejales, un miembro de la Asociación de Escritores de Carabobo, un integrante de la Academia de la Historia, un miembro del ejecutivo municipal y un representante de la sociedad civil.

Christian Colombet, noviembre de 2018

martes, 7 de agosto de 2018

Cine retro


Betty Blue
    Nunca antes, película extranjera alguna había causado tanta expectativa como el film denominado Betty Blue (Su título original es 37° 2 Le Matin); una película francesa dirigida por Jean-Jacques Beineix, cuyo estreno en ese país fue en 1986, y que fue proyectada en las salas de cine de Venezuela en 1988. Dos aspectos me animaron a verla. Primero, la crítica que leí en el diario El Nacional, el día anterior por parte del periodista Alfonso Molina y segundo, el ambiente netamente francés que colmaba las escenas del film: las calles y barrios de París, una pequeña villa lejana a la ciudad Luz, su insinuante idioma y dos seres debatiéndose en la más absurda y tormentosa relación amorosa.
     Zorg, protagonizado por Jean Hugues Anglade, aparece como un sencillo cuidador de cabañas a la orilla de una playa, quien tiene como compañera a Betty (Beatrice Dalle). Ambos, al comienzo de la película, desarrollan una acción llena de erotismo, que sirve de antesala, para lo que vendrá después. Betty, una mujer impulsiva y agresiva descubre la oculta inclinación que tiene Zorg por escribir y lo incita a editar sus composiciones, a lo que este, hace caso omiso. Desde ese momento, se inicia la principal batalla que enfrenta  Betty consigo misma: le incomoda la actitud displicente de Zorg, así como el hastío que siente al permanecer en un lugar tan solitario y ajeno a sus inquietudes. En uno de sus arrebatos de cólera, incendia la cabaña donde la pareja convive, obligando a Zorg a mudarse a París, donde se albergan en la casa de una amiga de Betty, llamada Lisa, una joven y viuda mujer, protagonizada por Consuelo de Haviland. 
En París, continúa Betty su obsesiva idea de que Zorg se consagre como escritor, al punto que sufre más por el desinterés de los editores por la obra inédita de Zorg que el propio amante. Esta situación y el conocimiento del negativo resultado de su ansiado embarazo, profundizan su angustia y en una última conducta de desquiciamiento, se desprende su ojo derecho. Es internada en un sanatorio en donde los médicos experimentan de manera brutal, su lamentable estado.
El epílogo de la película se desarrolla con la muerte de Betty, cuando Zorg vestido de mujer, se introduce furtivamente al sanatorio y asfixia con la almohada a Betty, ese cuerpo inerte que yacía postrado en la cama. Muerte piadosa que realiza Zorg despersonificándose, al estilo travesti, quizás para deslastrarse de la idea de que era él quien ejecutaba tal acción.
El film estuvo cargado de intensas escenas eróticas, donde destacaba sin complejos, la desnudez de ambos protagonistas, predominando la de Zorg, que llegaba a un exhibicionismo tan extremo, que causaba el murmullo y las risas entre algunas personas asistentes aquel día de enero de 1988, en una sala de cine de Valencia.
Betty Blue con más de tres décadas de su estreno, es una de esas películas que  bien vale la pena verla otra vez.
Christian Colombet

domingo, 18 de marzo de 2018

Césaria Évora, la diva de los pies descalzos


Césaria Évora, la diva de los pies descalzos

    Césaria Évora nació el 27 de agosto de 1941 en Cabo Verde, un estado insular africano, situado en el Océano Atlántico, al noroeste de África. En sus numerosos conciertos, solía cantar con los pies descalzos, como un homenaje a las mujeres y hombres pobres de su tierra. Évora fue cultora de la morna, género musical de su país natal, muy ligado al fado portugués, que popularizó mucho la cantante lusa Amália Rodrígues. Es por ello que a Césaria se le haya conocido también, como “la reina de la morna”.

 La primera vez que escuché la dulce y encantadora voz de Cesaria Évora, fue cuando visité una tienda de discos en el sector de Sabana Grande, Caracas. Allí tenían como fondo musical, una melodía de esta cantante africana. Mi decisión de inmediato, fue comprar  el disco compacto que contenía catorce canciones: Isolada, Velocidade, Amdjer de Nosterra; Beijo Roubado (una de mis preferidas), Djarma di Meu, Monte Cara, Ramboia, Jardim Prometido, Nha Coração Tchora, Saia Travada, Pomba, Mar de Canal, Milca Ti Lidia y Voz D´Amor. Fui adquiriendo posteriormente, discos de su autoría, hasta completar una discreta pero preciada colección, de esta diva africana.


Évora interpretó canciones en diversos idiomas; además de su lengua natal, cantó también en portugués, español y francés, entre otros. Asimismo cantó en compañía de  intérpretes de distintas nacionalidades, como los brasileños Caetano Veloso y Marisa Monte, el angoleño Bonga, la portuguesa Lura, el francés Bernard Lavilliers, los cubanos Chucho Valdés y Compay Segundo, el senegalés Ismaël Lô, el malí Salif Keita, la peruana Tania Libertad, el caboverdiano Teófilo Chantre, la polaca Kayah, el italiano Adriano Celentano, la griega Elefthería Arvanitáki y el español Pedro Guerra; con este último cantante, Césaria interpreta a dúo una hermosísima canción “Tiempo y Silencio”, un extracto de su letra dice:

“Un deseo de estrellas

un latir de gorrión

una isla en tu cama

una puesta de sol

tiempo es silencio

gritos y cantos

cielos y besos

voz y quebranto”


Otra de sus bellas canciones es “Elle chante” (Ella canta), la cual empieza así:

“Elle chante un peu voilé souple comme le vent


C´est une melodie sans paroles hors du temps


Elle chante les yeux fermés en fléchissant le cou


Plongée dans un pays  très éloigné de vous”


(Ella canta un poco velada flexible como el viento,

es una melodía sin palabras fuera del tiempo

Ella canta los ojos cerrados doblando el cuello

sumergida en un país muy alejado de ustedes)


El cantante belga de padre ruandés, Stromae le dedicó una canción en 2014, “Ave Césaria”:

“Evora, Evora
Evora, Evora
Evora, Evora
Evora, Evora
Les effluves de rhum dans ta voix
Me font tourner la tête
Tu me fais danser du bout des doigts”


("Evora, Evora
Evora, Evora
Evora, Evora
Evora, Evora
Los efluvios del ron en tu voz
Me hacen girar la cabeza
Haces que mis dedos bailen")


Césaria Évora falleció en Cabo Verde, el 17 de diciembre de 2011.



Christian Colombet


18 de marzo de 2018

lunes, 12 de febrero de 2018

Regazo y eternidad

    
Regazo y eternidad

Desde la entrada del zaguán de la vieja casa, saludaba la tía abuela con su vozarrón ¡adiós Niña! y seguia su camino a la tertulia vespertina con la abuela materna. La Niña le respondía el saludo con el afecto acostumbrado. La tía abuela se llamaba Teresa y Carmen, el nombre de la abuela. Ambos nombres se fundieron en la Niña para transitar juntos por setenta y seis años, justo en la víspera de celebrar su natalicio. Mientras tanto, aquel hijo se posaba en su regazo para cobijarse en la eternidad.

Christian Colombet, 14 de mayo de 2017


viernes, 9 de junio de 2017

Los cines de Valencia, Venezuela

Los cines de Valencia
Christian Colombet


    De manera paulatina fueron desapareciendo las salas de cine de la ciudad de Valencia, capital del estado Carabobo, hasta el punto de que en la actualidad, apenas sobrevive la única sala de cine que tiene el Municipio Valencia: Cine Arte Patio Trigal, perteneciente a la Universidad de Carabobo, situado en el CC. Patrio Trigal de la Urb. El Trigal.

     Entre los cines más antiguos que tuvo la ciudad se encuentran: el Cine Mundial, ubicado en el centro  de la ciudad, en la Calle Colombia cruce con la Av. Farriar, cerca de la Plaza Bolívar; el Circo Teatro Arenas de Valencia situado en la desaparecida plaza de toros Arenas de Valencia, Av. Navas Spinola cruce con Av. Bolivar norte. El cine Candelaria, Av. Carabobo con calle Cantaura, diagonal a la Plaza La Candelaria. El cine Imperio situado en la esquina El Faisán, sector noreste de la Plaza Bolívar; el cine Tropical en la Av. Constitución cruce con Calle Independencia, al lado del Edificio Degwitz (donde funcionó por muchos años la emisora de radio La Voz de Carabobo); el Cine Centro ubicado en un edificio que está en la Calle Colombia, enfrente de la Plaza Bolívar. El Cine Lid, al lado de la famosa Pastelería Carabobo, Calle Independencia entre las avenidas Díaz Moreno y Montes de Oca. Hacia el este, estuvo por la Calle Colombia cruce con Av. Branger, el Cine San Blas; el cine La Isabelica, el cual funcionó en un centro comercial de la Urb. La Isabelica, parroquia Rafael Urdaneta. 
 
En el sur de la ciudad, el cine Santa Rosa, situado en la Av. Urdaneta cruce con Calle Bruzual, al lado de la Iglesia Santa Rosa de Lima y enfrente de la Plaza  Manuel Cedeño o más conocida como la Plaza Santa Rosa. El Cine Michelena en la Av. Branger. El cine Carabobo, en la calle Constitución (hoy, Av Bolívar sur) cerca de la Av. Michelena. 

Al norte, en la Av. Montes de Oca, estuvo el Cine Díaz Moreno, cercano a la Iglesia San José; el Cine El Viñedo, en la Av. Bolívar, situado entre la Iglesia de El Viñedo y el Multicentro El Viñedo. Y la amplia sala de cine del Teatro Guaparo, ubicada al final de la Avenida Bolívar, cerca de la Redoma de Guaparo.
 
En las décadas de los setenta y  ochenta del siglo XX,  se establecieron algunas salas de cine ubicadas, preferentemente, en algunos centros comerciales (CC) del norte de la ciudad, a saber: Cine la Viña (dos salas) en el C.C. La Viña Siglo XXI de la Urb. La Viña; Cine El Camoruco, con una sala, situadas en la Torre Camoruco, Av. Bolívar; en el Centro Comercial del Hotel Stauffer de la Urb.El Recreo estaba el Cine Stauffer (dos salas), en la Av. Paseo Sesquicentenario en el CC Los Nísperos estuvo el Cine Los Nísperos (una sala) y la sala del Cinema Alfa, ubicada en el C.C. Profesional Avenida Bolívar.

En Valencia, siguiendo la moda gringa, hubo también autocines: Cine Parque, Urb. Guaparo; Cinecar, Av. Paseo Sesquicentenario, Cineauto y Autocine ubicados en Guataparo. Enfrente de la Urb. Kerdell estaba Movilcine.  Al final de la Av. Lisandro Alvarado, estaba un autocine. En San Diego, cerca del Motel San Diego funcionó Autocine Castillito  . El último que se construyó y el último en desaparecer fue el Autocinema El Trigal, situado en la Urb. El Trigal Norte.

  En Naguanagua, que perteneció al Municipio Valencia y se convirtió en 1994 en Municipio Autónomo, hubo cuatro salas de cine, según relata el Cronista de Naguanagua, Armando Alcántara. Estaba el Cine Naguanagua, ubicado en el lado noreste de la Plaza Bolívar, a pocos metros de la Iglesia La Begoña, propiedad de la familia Tuozzo. Todavia permanece en pie su vieja estructura y se observa, al fondo, la pared donde se proyectaban las películas. La otra estuvo situada en la Av. 190, al oeste de Naguanagua.




El Cine Mundial, uno de los cines más antiguos de Valencia




 Christian Colombet