HAITI TAMBIÉN ES AMÉRICA
Este 12 de octubre se conmemora
la llegada de Colón a este continente en 1492,
al que luego denominarían América y que producto de la conquista y
colonización, me encuentre precisamente hoy escribiendo en español o para ser
más preciso, en castellano y no en alguna de las distintas lenguas de los
originarios pueblos diezmados por el colonizador. Aprovechando este aniversario
tan común a la América mestiza, quiero
referirme a un pequeño país de la región: Haití.
Haití en lengua arahuaca significa “tierra de montañas”. Simón Bolívar
tuvo como su aliado para la independencia de Venezuela a un nativo de ese país,
Alexandre Petión (la famosa expedición
de los Cayos). Esta nación latinoamericana comparte con República Dominicana,
una isla que los conquistadores llamaron La Española. De los 76.061 km² de la isla,
27.750 km² son territorio haitiano, es decir un poco menos
de la extensión territorial del estado Monagas; sin embargo en ese pequeño
espacio viven más de 11 millones de personas, en consecuencia posee una alta densidad
poblacional.
Haití fue el primer país de nuestra región en independizarse, en este
caso de los franceses, es por ello que uno de sus idiomas oficiales es el
francés (el otro es el criollo haitiano).
Haití ha sufrido una
inestabilidad política a lo largo de su historia, con las consabidas
injerencias de potencias extranjeras. Recordemos la dictadura sanguinaria de
Francois Duvalier (Papa Doc) que duró en el poder hasta su muerte en 1971, para
luego ser sucedido por su hijo de 19 años Jean Claude Duvalier (Baby Doc) que
gobernó hasta 1986 cuando lo derrocaron y se fue exiliado a Francia. El caso de Jean Bertrand Aristide, fue tres veces presidente constitucional y en
su último mandato fue derrocado en 2004 y obligado a abandonar su país y ser
trasladado a una nación africana; en su derrocamiento estuvo metida la mano
extranjera.
Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 2015, de un total de 188 países, Noruega ocupa el puesto N° 1, en cambio Haití se encuentra en el N° 163 dentro de la
categoría “Desarrollo humano bajo”, conjuntamente con otros 43 países de África
y Asia (Es el único país latinoamericano en ese renglón). Dentro de sus
estadísticas demográficas y sociales podemos destacar las siguientes: Alta
mortalidad infantil, alta tasa de natalidad, la tasa de mortalidad de mujeres
en ocasión del embarazo es de 359 por cada 100.000 mil nacimientos, la tasa de
alfabetización de la población adulta es
de apenas, 48,7%. Más del 50% de su población se encuentra en pobreza extrema. La
tasa de desempleo ronda el 40% de su población activa. La población menor a 15
años representa el 35% del total de habitantes, mientras que sólo el 4% de ella
es mayor a 65 años. La expectativa de vida es de 60 años, a diferencia de otros
países de la región y del mundo donde la expectativa de vida es mayor a 70 u 80
años. Es un país eminentemente rural, con una economía muy frágil. Apenas el
38% de su población tiene acceso a la electricidad y el 45% no tiene acceso al
agua potable. Presenta además, un precario sistema sanitario y de seguridad
social. Ante ese panorama adverso, es evidente que la mayoría de su población
sea altamente vulnerable a los embates de la naturaleza y de las epidemias,
como ha ocurrido con el paso desolador y mortal del huracán Matthew (huracán
Mateo) que ha dejado numerosas víctimas y gente sin hogar; con viviendas, zonas
agrícolas y pecuarias destruidas; a eso
se suma ahora, el brote de cólera entre
los damnificados.
A pesar de ese escenario calamitoso que sufre el pueblo de Haití, no se
observan en las redes sociales la profusión de imágenes de solidaridad a las
que estamos acostumbrados cada vez que ocurren tragedias en alguna ciudad
europea o estadounidense, cuando nos “espepitamos” en cambote a colocar la
manida frase (“TodosSomosxxx”). Parece
que manifestar cierta empatía a un país pobre como Haití no es, utilizando dos
anglicismos, “fashion” o “cool” o en el más viejo galicismo, no da “caché”.
Christian Colombet
No hay comentarios:
Publicar un comentario