jueves, 8 de diciembre de 2016

Orfandad amatoria



  • Orfandad amatoria
    Qué ha quedado de tanto afán inútil, de tanto desasosiego
    acumulado, del desconcierto en cada día expectante. De los
    momentos de desamparo y de orfandad amatoria. De las promesas
    incumplidas y de la acrecencia del anhelo en el alba y que disipa sus
    antojos con la intensidad del crepúsculo. De la voluptuosidad del beso
    que se añora y se esquiva. De la fugacidad de los sueños que se
    olvidan, luego de las noches de acentuada vigilia. Del tránsito
    errabundo de una existencia sin sentido. De la jactancia de quien
    presume de sus años mozos frente al hombre cuyo tiempo se retrae
    como piel de zapa. De sus miradas lúbricas que desnudan al cuerpo
    atribulado. Del ansia por apetitos carnales insatisfechos, ante la
    intensidad de un amor bifronte. Del viaje a un universo ahíto de
    ilusiones y que recorre la magia de un verbo ampuloso que lacera las
    entrañas. Sólo ha quedado el errático y huérfano amor que esculpe su
    propia figura, invocando el antojo de Pigmalión.
     Christian Colombet, 2010



    Una cita en París
                                                                     Poeta, volveremos al delirio de tu verso.
    Poeta, cuántas veces escuchaste su nombre en medio de las sombras
    Poeta, podrás recorrer el sinuoso camino sin tocar su piel.
    Poeta, ha tratado de evadirte sin palabras.
    ¡Sacrilegio! gritas y no hubo respuesta.
    Poeta me satisface cuando escribes con el público asido a tus versos
    Liberaremos sus ojos de la ceguera consciente
    Cantaré contigo a la orilla del Sena
    Sabiendo que París nos cobija,
    volveremos a conocer de fábulas antiguas y anécdotas nuestras,
    dentro de un café parisino.
    Ya se agiganta la figura del ser que regresa
    Christian Colombet, 2010

    Publicados en el libro En el diván del diablo: Un encuentro con la pasión en tinta de Juan Montserrat y Christian Colombet



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